Javier y Lheiny celebraron su boda en el majestuoso Real Casino, un lugar lleno de historia y elegancia, que sirvió como el escenario perfecto para una ceremonia cristiana que reflejaba la pureza de su amor y el compromiso que habían asumido ante Dios. La boda fue un evento íntimo y emotivo, donde los invitados pudieron ser testigos de una promesa de amor eterno, sellada en un entorno de belleza y serenidad.
Los detalles de la boda, cuidadosamente elegidos, reflejaron la personalidad de ambos, destacando su amor por la vida, la fe y la familia. Sin duda, dejó huella en todos los que tuvieron el honor de presenciarla, un recordatorio del poder del amor.


















